Así, es también un buen momento para analizar cuáles han sido las claves de este Milan que ha vuelto en 2011 a lo más alto del panorama futbolístico italiano.
Sin un juego excesivamente vistoso, en este Milan ha primado la solidez del bloque por encima de cualquier individualidad. Es más, casi podría decirse, un poco injustamente para cualquier campeón, que el Milan ha sido el menos malo de la Serie A, más que el mejor. La irregularidad ha sido la pauta que ha marcado a todos los equipos del campeonato italiano, alternando partidos aceptables con debacles absolutas. En esta tesitura encontramos a Juve e Inter, que aspiraban a todo y se tendrán que conformar con el subcampeonato el Inter y con nada la Juve. Y por otra parte encontramos a las revelaciones, Napoli, Lazio y al final Udinese, que por bisoñez en estas luchas por cotas tan altas han fallado en los momentos clave.
Precisamente allí, en los momentos clave, se ha fraguado el Scudetto del Milan. Se ha impuesto en todos los duelos directos contra sus más próximos rivales, dándoles golpes de moral cuando éstos veían la posibilidad de alcanzar a los rossoneri. Especialmente importantes resultaron las victorias en la segunda vuelta contra Inter y Napoli. Llegaban al partido contra el Milan en plena racha ascendente, con un Milan que perdía algunos puntos en campos pequeños. Parecía que iba a ser el momento en el que cayeran los milanistas, hasta que llegaba el partido, y el Milan solventaba por la vía rápida los encuentros, con sendas goleadas a Inter y Napoli.
Massimiliano Allegri ha sido el capitán del barco que ha devuelto el Scudetto al Milan. Llegaba este verano procedente del Cagliari, donde había realizado una gran campaña, y tras el fracaso de Leonardo la temporada anterior. Había muchas dudas acerca de cuál sería su rendimiento, pero actualmente ya no queda ninguna duda de que fue un acierto traerle. Ha sabido adaptarse a lo que necesitaba el equipo cada momento, variando su sistema cuando era necesario, y buscando soluciones a los problemas que le fueron surgiendo.
Ronaldinho fue el primero de esos problemas. Allegri intentó recuperarlo para la causa, pero ya en octubre se vio que era algo imposible. Así que lo apartó sin hacer ruido del equipo, y el crack brasileño dejó Italia por su país natal en enero. La Ibra-dependencia también debió ser subsanada, ya que, sobre todo en la primera vuelta, el equipo bajaba enteros cuando el sueco estaba ausente. También se le debe apuntar el tanto a Allegri de conseguir un alto rendimiento de Robinho, que vino del City como su última oportunidad de triunfar en el fútbol europeo.
A principios de temporada, Allegri apostó por un 4-3-3, para poder meter a todos los cracks posibles en el once inicial. Así, en la tripleta atacante, con Ibra fijo, se alternaban los Robinho, Pato, Ronaldinho y en menor medida, Inzaghi. Sin embargo, este sistema se mostró bastante inútil porque solo Ibrahimovic daba el 100 %, mientras el resto no se adaptaba a sus posiciones, creándose así esa Ibra-depedencia. Además, el centro del campo quedaba bastante descuidado con este modo de juego, ya que los delanteros no ayudaban en tareas defensivas.
Por ello, Allegri cambió, y modificó el sistema hacia un 4-3-1-2 que les dio una solidez extraordinaria. Dos centrales que no debían perder nunca la posición, con dos laterales correctos, que no se prodigaran mucho en ataque. Delante, tres mediocentros, todos de raza, para cortar de raíz los ataques contrarios, y en la mediapunta, se alternaba la clase, el carácter o la capacidad atacante según el partido. Y por último, dos delanteros que solventaran el partido. Vamos zona por zona.
En la portería, Amelia venía cedido por el Genoa, para acabar con todas las dudas que habían dado Abbiati y Dida en años anteriores. Sin embargo, no sería él el que acabara con los problemas en la portería, sino el veterano Abbiati, que a sus 34 años está viviendo una segunda juventud, dejando casi en el ostracismo a Amelia. Ha salvado muchos partidos con sus paradas, destacando aquellas que realizaba cuando el tanteador todavía marcaba el 0-0, y lo que habría obligado al equipo a realizar un sobreesfuerzo para remontar. Eso sí, ha rendido muy por encima de sus posibilidades, llevado por el buen hacer del equipo y la confianza que le daba, pero no debe ser una opción la temporada que viene si se quiren alcanzar cotas mayores.
En defensa, han destacado la cantidad de cambios que ha habido que realizar, por lesiones y por sanciones. Sin embargo, se ha conseguido un cuarteto muy fiable con el cual se ha conseguido recibir muy pocos goles, si bien la clave de esto era más el mediocampo que la propia defensa. Thiago Silva ha sido todo un baluarte en defensa, siempre rápido y atento, y con una buena salida de balón. A su lado, el eterno Nesta ha aportado la dosis de veteranía y saber estar necesarios, ya que las lesiones le han respetado más que otros años. Yepes, Bonera y Papastathopoulos, los suplentes sufrían mucho y han tenido graves fallos, sobre todo cuando no estaba ninguno de la pareja titular. Los laterales, por su parte, han firmado una temporada correcta, sin grandes alardes. Agresivos en defensa y eligiendo con mucho cuidado cuándo subir al ataque sin dejar a desamparados a los centrales. La explosión del aguerrido Abate ha sido destacable en el lateral derecho, acompañado por Luca Antonini en la izquierda y Zambrotta en la recámara.
La tripleta de mediocentros casi siempre ha estado formado por jugadores por jugadores eminentementes destructivos, de robar y dar el primer pase hacia arriba a los fantasistas. La ausencia de Pirlo durante casi todo el año ha provocado que Allegri haya tenido que apostar por este estilo menos vistoso. Gattuso, Ambrosini, Flamini, Boateng, con los incorporados en invierno Van Bommel y Emanuelson se han alternado de un modo más o menos equilibrados en esta posición. Solo cuando Seedorf era retrasado aportaba algo de calidad, aunque su ritmo no ha sido el mejor. La plaga de lesiones que azotó a muchos de estos jugadores a mitad de temporada, provocó que Allegri tuviera que echar mano de los jóvenes Strasser y Merkel, que en esta plantilla de elefantes hicieron buenos encuentros, aportando, sobre todo el segundo, algo de luz al juego del Milan. En la mediapunta, enlazando con los delanteros, Allegri manejó un haz de tres posibilidades. La primera, asegurar más el mediocampo, poniendo a Boateng, el más llegador, en esa posición, y añadiendo otro medio por detrás. La segunda, la menos utilizada, fue usar a Seedorf allí, principalmente en las segundas partes. Y por último, colocar a Robinho por detrás, con libertad absoluta para moverse y llegar a gol desde atrás, todo un acierto de Allegri para recuperar el mejor juego del brasileño.
Y finalmente en la delantera, toda la artillería. Ibrahimovic empezó la temporada como un tiro, tirando del carro de un Milan que todavía no funcionaba a la perfección. Anotó goles importantísimos para el Scudetto, abriendo la lata en muchas ocasiones. Sin embargo, su temperamento le perdió en muchas ocasiones, sobre todo a final de temporada, lo que le ha hecho, bien borrarse de algún partido, o bien duras sanciones por patadas sin balón o insultos a árbitros. A su lado, el brasileño Pato ha puesto un año más la calidad arriba. Eso sí, quizás no ha sido su mejor año, muy mermado durante toda la temporada por las lesiones. Aún así, su ritmo goleador no ha bajado, y ha anotado los mismos goles que Ibra en bastantes menos partidos. Y queda Cassano, llegado en el mercado de invierno tras el conflicto con el presidente de la Sampdoria Garrone, y que ha aportado destellos de calidad en algunos partidos, principalmente con sus asistencias.
En definitiva, este es el equipo y las claves del equipo que se ha llevado a sus vitrinas el Scudetto 2011, concretamente el 18º que entra en el museo del Milan, que empata con el Inter. ¿Próximo objetivo, Europa?
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