miércoles, 18 de mayo de 2011

Crónica de una muerte anunciada


Después de una temporada más que convulsa, finalmente, a falta de una jornada para el final de la Serie A, se ha confirmado la mala noticia. La Sampdoria ha descendido a la Serie B, después de su derrota el pasado domingo ante el Palermo en Marassi. Con un equipo que en agosto aspiraba a cotas altísimas, finalmente se ha consumado la catástrofe, y el equipo jugará en la segunda división del fútbol italiano 8 años después.

No hace falta que demos una vuelta por la historia del club blucerchiato. Creado en 1946, surgido de la fusión del Sampierdarenese y el Andrea Doria, dos clubes de la ciudad, el equipo genovés vivió su época dorada a finales de los 80 y principios de los 90. Liderada por los gemelos del gol, Roberto Mancini y Gianluca Vialli, los dos mitos del club (132 y 85 goles respectivamente), la Sampdoria alcanzó su único Scudetto de la historia en 1991, además de 4 Copas, 1 Recopa y la final de Copa de Europa perdida ante el Barcelona. Jugadores como Pagliuca, Vierchwood, Cerezo o Mannini también destacaban en ese equipo.

Después llegaría la decadencia, el descenso en 1999, y el resurgimiento en 2002 de la mano del presidente Riccardo Garrone. En la última decadente realizó un par de participaciones en la Copa UEFA, hasta que la temporada pasada, después de un año espectacular, el equipo se clasificó cuarto, y por tanto, para la previa de la Champions League.

Así se presentaba la presente temporada para la Sampdoria. Con Pazzini y Cassano en la delantera, recordando a Mancini y Vialli, y ya alcanzado el objetivo Champions, este año debía ser el del salto definitivo de calidad, para alcanzar a los grandes y luchar de nuevo por el Scudetto, como en los 90. Sin embargo, todo se torció un poco el 25 de agosto, precisamente en la previa de la Champions, para entrar en la fase de grupos. Con un 3-1 desfavorable en Bremen, se debía remontar en Marassi. Y se consiguió, forzando la prórroga. Pero a un minuto del final, un gol de Pizarro apartó definitivamente a Cassano y compañía de la Champions League.

No había habido grandes en el mercado de verano, se confíaba en el bloque del año anterior, y, a pesar de la decepción de la Champions, el equipo no comenzó mal la temporada, manteniéndose al menos al nivel que se esperaba, es decir, para estar en la lucha por clasificarse para competición europea. Hasta aquí, todo parecía dentro de lo común. Pero se estaba formando el iceberg que hundiría el barco de la Sampdoria.

El 30 de octubre, Cassano se negó en redondo a recoger un premio por la temporada anterior que daba una peña blucerchiata. Este hecho desembocó en una agria discusión del Talentino con el presidente Garrone, que terminó con insultos del jugador, casi llegando a la mano. Crisis institucional y deportiva a partir de aquí. Cassano es apartado indefinidamente del equipo, obligado a entrenar en solitario, mientras la hinchada se pone del lado de su presidente. Pero el equipo se resiente y mucho. Pazzini no alcanza el punto óptimo de forma, y sin Cassano a su lado, la misión goleadara se convierte en una odisea para la Sampdoria. Eliminado de la Europa League por equipos inferiores, comienza la mala racha en la liga doméstica, obligando al equipo a rebajar un poco sus pretensiones.

Pero el golpe definitivo llegará en el mercado invernal. Cassano, que estaba apartado, tuvo vía libre para irse, y finalmente fichó en diciembre por el Milan. Y un mes después, el otro golpe del mercado vendría con la marcha de Pazzini al otro equipo de Milan, el Inter, por una cifra rondando los 13 millones de euros. El equipo se quedaba sin nada de gol para lo que quedaba de temporada, sin los dos héroes de la temporada anterior, sin los que debían ser los Vialli y Mancini de este lustro. Además, los dos jugadores que vinieron no han cumplido para nada con lo esperado, y el recuerdo de Pazzini y Cassano fue una losa para ellos. El veterano Maccarone, proveniente del Palermo, no ha aportado nada de gol, y el jovencísimo Macheda, cedido por el Manchester United, se ha mostrado muy verde en este medio año.

Y poco a poco, la caída libre. Al principio el descenso no parece una opción posible. Simplemente era una etapa de transición para recomenzar de cero este verano. Pero el final se acercaba y la situación no mejoraba, el descenso estaba cada vez más cerca. En la jornada 32 cayó a la zona roja, tras ser goleado por el Milan, y salvo un paréntesis de una jornada, no ha podido salir del pozo. Cambio de entrenador inútil, Di Carlo por Cavasin, disturbios en los entrenamientos con los ultras, el autobús del equipo apedreado...

Y el descenso del equipo se consumó finalmente en casa contra el Palermo. Esta catástrofe no ha venido solamente por estos hechos. El equipo en general ha bajado enormemente su nivel en términos generales, sin contar a los dos delanteros. No se contaba con el gran Storari en la portería, y Curci ha pecado de inseguro. La pareja de centrales Lucchini-Gastaldello, inexpugnable hace un año, se había convertido en un coladero. Por delante, lo que debía ser la consagración del joven mediocentro Andrea Poli, que tenía que convertirse en un líder, ha sido más bien un paso atrás, con el jugador pensando en su futuro en los grandes que en la Samp. Solo el capitán Palombo, el todoterreno Tissone y calidad con cuentagotas del interior Mannini han sobresalido por encima del resto.

La alegría se convierte en tristeza, la risa de la Champions en las lágrimas de rabia de Palombo tras el partido fatídico ante el Palermo. Toca regeneración, partir de cero, pero en la dura Serie B. Suerte para la Samp.

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