En el mediocentro hay que diferenciar entre los diferentes estilos. Por un lado tenemos los perros de presa, los encargados de cortar de raíz los ataques del contrario, e intimidar a sus rivales. Gennaro Gattuso ha vuelto a ser todo un ídolo en Milan, y uno de los artífices del Scudetto. Ha sufrido lesiones, pero cuando ha estado, ha seguido con su filosofía de siempre. Robar balones, correr incansablemente, subir la moral del equipo e incluso marcó un gol importantísimo a la Juve. Michele Pazienza ha sido clave en el Napoli por su carácter y combatividad, además de su equilibrio en un equipo tan ofensivo y siempre junto al descubrimiento Hassan Yebda. Antonio Nocerino ha estado impresionante en esa faceta en el Palermo, al igual que Radja Nainggolan en el Cagliari, mientras el suizo Gelson Fernandes (Chievo) ha sorprendido por su gran rendimiento tras el Mundial.
También tenemos los mediocentros totales, que suben y vuelven, van de área a área, y aportan tanto en ataque como en defensa. Gokhan Inler, un llegador nato, ha sido con diferencia el mejor en esa faceta. Líder absoluto en el Udinese, junto a Asamoah, más físico, ha aportado carácter en el mediocampo, y potencia cuando el balón pasaba de la línea divisoria. En el Milan, Van Bommel, que llegó en el mercado invernal, ha oxigenado el mediocentro rossonero a final de temporada, y en la otra acera, Dejan Stankovic (Inter) ha sido de lo poco salvable de su equipo en esta temporada, al menos en un mediocampo que se hundía en muchos partidos. Giulio Migliaccio y el joven Acquah del Palermo, Ledesma (Lazio) y el eterno Daniele De Rossi, también merecen un hueco.
Y queda el mediocentro de toque, el visionario, el playmaker en inglés o regista típico italiano. Aquilani ha sido una nota positiva en la gris Juventus, pese a una cierta irregularidad, y Daniele Conti (Cagliari), Armin Bacinovic (Palermo) o el checo Kucka (Genoa), que en medio año ha enamorado a media Serie A, también han destacado en la posición de regista. Como volantes ofensivos, destacar a Stefano Mauri (Lazio) pieza angular del equipo laziale, Antonio Candreva (Parma), Andrea Lazzari (Cagliari) y Kevin Constant (Chievo).
Los mediapuntas, los que ponen la magia y el último pase, el trequartista italiano. Distintos perfiles para un único puesto. La hormiga atómica, Giovinco, ha mostrado todas sus virtudes en su cesión al Parma, sobre todo tras recuperarse de su lesión, y ha llegado incluso a la selección. Por supuesto Javier Pastore (Palermo), por el que sueñan los grandes clubes europeos, cuya clase, conducción de balón y elegancia con el esférico en los pies son casi inigualables en el fútbol actual. Hamsik en el Napoli es la potencia, el tiro lejano, el cabezazo en carrera y el veloz contraataque, mientras el brasileño Hernanes, en el año de su salto a Europa, ha firmado una sobresaliente temporada, y su visión de juego y calidad han llevado en volandas al Lazio a lo más alto de la Serie A. Sin olvidarnos de Andrea Cossu (Cagliari), que no es 10 en nada, pero es un 8 en todas las cualidades que caracterizan a un mediapunta, Alessio Cerci, con un gran final de año en la Fiore, o Alessandro Diamanti, que ha brillado con luz propia en el descendido Brescia. Y por supuesto Kevin Prince Boateng, el todoterreno del Milan, que ha jugado en tanto de mediocentro de contención, de llegador y principalmente de trequartista fingido para reforzar el mediocampo.
Los jugadores que se mueven por detrás del killer, los segundos delanteros, pueden romper defensas con su velocidad y su facilidad para llegar a gol o en su defecto, asociarse a la perfección con el goleador. Y el mejor aquí es el Niño Maravilla, el chileno Alexis Sánchez, caramelo en la boca de Inter, Barça y City este verano, y que ha sido la sensación del año. Velocidad, conducción, paredes, asistencias... lo tiene todo y esta temporada ha mostrado al máximo todas estas virtudes. Y todavía le quedan cosas en el tintero. El Pocho Lavezzi, en el Napoli ha aportado magia a raudales en el equipo, enlazando al Hamsik con Cavani, y fundamental con sus movimientos, goles y asistencias en el mecanismo de Mazzarri, que sufría mucho con su ausencia. Por supuesto también hay que destacar a la pareja de brasileños del Milan, Robinho y Pato, decisivos con sus goles para la consecución del Scudetto, Rodrigo Palacio en el Genoa, donde ha cuajado un año muy complejo, y el chileno Luis Jiménez y la reveleción en el extremo del eléctrico Giaccherini en el Cesena.
Y por último los puntas, los killer, los bombers, los que con sus goles elevan a sus equipos a los altares y con sus fallos los hunden en la miseria. Poco más que hay que seguir la lista de máximos goleadores. Antonio Di Natale ha sido por segundo año consecutivo capocannoniere, con 28 goles, y nos ha dejado una asociación magnífica con el chileno Sánchez. Por detrás, el Matador uruguayo, Edinson Cavani, todo un descubrimiento, y un negocio, para el Napoli, al que ha aupado hasta la Champions, con 26 tantos (y los tifosi comparándolo con Maradona) y algunos espectaculares como el escorpión a la Juve. Por detrás, el León camerunés Samuel Eto´o, que por fin jugando en punta en banda, y muy bien acompañado por el incorporado Pazzini, ha acabado con 21 goles. Matri, muy bien en el Cagliari y la Juve (20 goles), Ibrahimovic, decisivo en los primeros meses en el Milan, pese a sus locuras, Di Vaio (Bologna), el recordman Totti (207 goles en Serie A), Floro Flores (Genoa), Gilardino (Fiore) o Caracciolo (Brescia) también han sido los hombres gol en sus equipos.
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