Se llega al ecuador de la fase de
grupos de la Champions League y la situación de los equipos
italianos es, cuanto menos, preocupante. Con Udinese ya eliminado en
la fase previa de la competición, Milan y Juventus son los únicos
equipos participantes. Y sus trayectorias hasta ahora en la máxima
competición continental son decepcionantes.
La Juventus de Conte lleva un
paupérrimo balance de 3 empates en 3 partidos. Volvía este año a
competición europea, que no disputaban desde 2010, cuando empató
sus 6 encuentros en la fase de grupos de Europa League. En Champions
su última vez data de 2009, con ese último partido de fase de
grupos donde cayeron goleados por el Bayern Munich.
El comienzo fue positivo, con el empate
2-2 en Stamford Bridge, tras remontar merecidamente los dos goles
iniciales de Oscar en lo que fue un buen partido en términos
generales del club turinés. Sin embargo, el empate en casa ante el
Shakhtar y especialmente el reciente empate en Dinamarca frente al
débil Nordsjaelland han hecho mella en el equipo y merman
sobremanera las posibilidades de clasificación de este equipo.
Estos dos últimos partidos se
encuadran en un último mes bastante pobre de juego de la Juventus.
Si bien en la competición doméstica, mostrando su enorme
superioridad, lo han solventado a la perfección, excepción hecha
del empate en Firenze, incluso con la victoria ante sus máximos
rivales este año, Napoli, en Europa no ha ocurrido lo mismo.
Con poca iniciativa en ataque y
demasiado sufrimiento en los contrataques rivales como principales
defectos, la Juventus debe volver a un nivel similar de la temporada
pasada si quiere darle la vuelta a esta difícil situación en Europa.
Ahora mismo, los ucranianos del Shakhtar Donetsk son líderes con 7
puntos, y están a un nivel superior. El Chelsea tiene 4 puntos y la
Juventus 3. Queda recibir al Nordsjaelland y a los ingleses, y viajar
a la fría Ucrania en la última jornada, el 5 de diciembre. No es
imposible, pero sí muy complicado para los hombres de Conte.
El Milan tampoco está mucho mejor,
aunque por lo menos ya ganó, sorprendentemente, un partido, el de
San Petersburgo frente al Zenit. El resto, el lamentable empate en la
primera jornada, 0-0 con el Anderlecht en San Siro, y la derrota de ayer
frente al Málaga. Pero lo peor no es la situación en sí, ya que el
equipo se mantiene segundo en el grupo, un punto por delante del
Zenit, sino las perspectivas futuras.
El equipo, que está en puntaje de
descenso en Serie A, continúa sin rumbo, tanto de juego como de
resultados. Ha perdido más de la mitad de sus partidos esta
temporada, y Allegri sigue dando palos de ciego en busca de una
solución que parece lejana, como ayer probando fallidamente la
defensa de tres jugadores. Y lo seguirá haciendo salvo que lo
despidan en breve, algo nada descabellado dada la situación.
Por ello, los próximos partidos del
Milan en la fase de grupos son una auténtica incógnita. Málaga en
San Siro, visita a Bélgica y final recibiendo al Zenit. Los
rossoneri son capaces de los
peor, como ya se ha demostrado, o de que el joven El Shaarawy vuelva
a salvar las castañas del equipo como hizo en Rusia.
En
definitiva, tal y como están ambos equipos italianos en Champions
League, no sería algo extraño que tanto Juventus como Milan se
quedaran fuera de los octavos de final. O lo que es lo mismo, que
Italia se quedara sin representantes a las primeras de cambio, algo
que no ha ocurrido jamás en la moderna Champions League. El último
precedente viene de la Copa de Europa de 1987-1988, cuando el único
participante italiano (entonces solo participaba el campeón de cada
país), el Napoli de Maradona, fue eliminado en dieciseisavos de
final, primera ronda, por el Real Madrid.
O se
remedian mucho las cosas, o tiene toda la pinta de que este será un nuevo año de caída del
fútbol italiano a nivel europeo.
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