lunes, 5 de noviembre de 2012

De Strapazza a Straordinaria



Strapazza. Así se calificaba el debut de Andrea Stramaccioni como entrenador del Inter el pasado mes de abril. Un juego de palabras entre el nombre del técnico, el himno del Inter (Pazza Inter amala) y la locura que supuso ese partido contra el Genoa, que finalizó 5-4 a favor de los nerazzurri, además de la rareza que suponía en un equipo de la idiosincrasia del Inter la presencia de un joven preparador italiano salido de las categorías inferiores del Calcio.

Tras el fracaso de Ranieri como entrenador, que al comienzo de esa misma temporada había sustituido a Gasperini, Moratti decidió no volver a tirar de talonario para fichar a otro entrenador de prestigio a esas alturas de temporada. Prefirió mirar hacia abajo, dándole galones al entonces preparador del conjunto Primavera del Inter y reciente ganador de la NextGen Series, la llamada Champions League juvenil. ¿Lo hizo Moratti pensando en que Strama fuera un técnico puente para fichar a un top mundial en verano? Posiblemente. ¿Esperaba que, con suerte, le saliera de la cantera un entrenador a lo Montella o Conte? Probablemente también.

El caso es que, con algunas dudas propias de un equipo que anduvo toda la temporada a la deriva y de un entrenador completamente novato, Stramaccioni salvó la temporada clasificando al Inter para Europa League, incluyendo una victoria en el derby contra el Milan que privó definitivamente a sus rivales conciudadanos de la lucha por el Scudetto.

Ya con la posibilidad de trabajar desde la pretemporada, se mejoró mucho la plantilla, dando recambio de nivel a jugadores que no lo tenían y ampliándola en cantidad y nivel. Aunque se echa, y se echará en falta un nueve de recambio para Milito y un mediocampista organizador puro. Pero con ello, y con ese lastre, Strama ya tenía mimbres para trabajar.

Con el bloque hecho y los nombres confirmados, faltaba encontrar una identidad. Stramaccioni probó muchas teclas, como ya había hecho en sus primeros partidos a final de la temporada pasada. Y erró muchas, como demuestra el irregular comienzo de temporada, especialmente en casa. Con defensa de cuatro, poblando el campo con más o menos mediocampistas o combinando de diferentes maneras a los Cassano, Sneijder, Palacio o Milito en ataque. No terminaba de funcionar nada. 

Fuera de casa, con un juego bastante pobre, el equipo tiraba, aprovechando su pegada al contragolpe. En San Siro, obligado ha llevar algo más la iniciativa del juego, el equipo se perdía, y la defensa de cuatro jugadores se veía constantamente superada. El cambio a la defensa de tres en el partido contra el Chievo fue un punto de inflexión, en un partido en el que se comentaba que Stramaccioni se jugaba el puesto. Ganó sin brillantez en el Bentegodi, pero ya había puesto las bases de “algo”.

Desde entonces, nueve victorias consecutivas. El equipo es mucho más seguro en defensa, y como ejemplo queda la recuperación de Ranocchia como baluarte en la zaga. Ocupa mucho más inteligentemente el campo, perfeccionando la presión, y el equipo ya no se ve descolocado y desbordado cuando le atacan. En ataque, se aprovecha la profundidad que dan a la banda jugadores de la potencia y el motor de Zanetti, Nagatomo. La falta de organizador se trata de suplir con el dinamismo de Cambiasso o Guarín, equilibrados por Gargano, mientras en ataque la movilidad de Palacio, los destellos de Cassano y el olfato de Milito hacen olvidar al lesionado Sneijder.

Straordinaria. Así ha sido la evolución de Stramaccioni como técnico en los últimos poco más de 7 meses. Probó al equipo hasta encontrar la solución que potencia las virtudes y esconde los bastantes defectos de la plantilla. Una solución efectiva en cuanto a resultados, y aunque parece que en el fondo en Strama se ve una cierta intención de hacer un juego más elaborado, en el Inter son los números los que mandan y a eso se ha adaptado el entrenador romano.

La capacidad de lectura de los partidos de Stramaccioni también se puede calificar como extraordinaria. Pese a su juventud, ya ha dado bastantes ejemplos de su buen hacer en este aspecto, de su inteligencia táctica. Se puede nombrar como ejemplo el partido contra el Torino, en la que anuló completamente el poder del equipo granata por banda colocando un doble lateral en cada banda, con Cambiasso de líbero cuando el equipo tenía la posesión, un esquema tan poco ortodoxo y mutante como efectivo, tal y como se demostró en el transcurso del partido.

O sin salir de la ciudad de Turín, la pasada victoria en el Derby d´Italia, infligiendo la primera derrota tras 49 partidos a la Juventus, en un partido en el que la salida de Guarín en la segunda mitad dio el paso extra que necesitaba el equipo para vencer. Una victoria, que por otra parte le ha dado a conocer definitivamente a nivel mundial, que también se puede calificar como straordinaria. 

Queda por ver cuánto le durará el fuelle físico al equipo. Parece difícil que, pese a la reciente victoria, a la larga el Inter pueda seguir el ritmo de la Juventus. Eso sí, la vuelta a Champions parece casi asegurada a este nivel, y más teniendo en cuenta las actuaciones de sus rivales. Mérito de Stramaccioni. 

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