domingo, 15 de abril de 2012

Un duro golpe para reflexionar



Pasadas las 15:30 de ayer sábado, ocurría la tragedia sobre el césped del Stadio Adriatico de Pescara, durante el partido que enfrentaba al equipo local contra el Livorno. No ha sido ni mucho menos la primera vez que ocurre, pero sí se deberían poner todos los medios posibles para que fuera la última. Piermario Morosini, futbolista del Livorno caía desplomado sobre el césped  a causa de un infarto, que pocas horas después le causaría la muerte. Joven, apenas 25 años para un jugador cuya carrera había transcurrido prácticamente en el anonimato de la Serie B. De la cantera de Atalanta a Udinese, y de allí cedido a Bologna, Vicenza, Reggina o Padova, hasta llegar el pasado año a Livorno. Su mayor éxito lo alcanzó hacia 2009, cuando tras una gran temporada en Vicenza se ganó la convocatoria para la Eurocopa Sub21 con la selección italiana.

Resulta triste que tenga que ocurrir una tragedia de tal calibre para darse cuenta de las muchas deficiencias que tiene el Calcio hoy en día. La falta de seguridad en los estadios es alarmante, haciendo excepciones como la del nuevo estadio de la Juventus. En Pescara no había una ambulancia sobre el campo, sino que estaba en el exterior del estadio. Y por si fuera poco, un coche de la policía local estaba estacionado en el acceso, impidiendo la entrada de la ambulancia. Unos minutos que podrían haber salvado la vida al joven futbolista. No es de recibo ver cómo tuvieron que romper una luna del coche y quitar el freno de mano para apartarlo entre varios y que pudiera entrar la ambulancia, mientras Marco Verratti, mediocentro del Pescara, llevaba desesperadamente la camilla para socorrer a Morosini. Por no hablar de la no presencia de un desfibrilador sobre el campo, o de que en un principio no dejaran a un médico que estaba en la grada bajar a ayudar por no tener autorización.


Inconcebible es que con la cantidad de dinero que mueve el mundo del deporte, y el del fútbol en particular, la situación siga como está. Que sigan muriendo jóvenes deportistas, la mayoría en el más completo anonimato, ante la falta de previsión y controles. Que tenga que ocurrir una tragedia, con cámaras de televisión en directo, para resaltar las muchas deficiencias de los estadios italianos, una vez más. Que todavía no se adopten medidas, ni inversiones, para mejorar unos estadios arcaicos, inseguros y totalmente inadecuados en casos de situaciones de emergencia. Que todos hablen de cambio y renovación para que todo siga igual. 

Ojalá que el fallecimiento de Morosini sirva para abrir los ojos a los dirigentes del fútbol italiano y evitar otras situaciones similares. Descanse En Paz, Piermario Morosini. 

1 comentario:

  1. wow de verdad es muy trágico y triste que un jugador sumamente joven de tan solo 25 años le de un infarto en medio partido, ojalá pudiéramos prevenir esto en el fútbol pero es muy difícil

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